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La oferta de vivienda de alquiler cae un 33% en las grandes ciudades.

Las medidas adoptadas han expulsado del mercado a familias y jóvenes.


Alquilar una vivienda en las principales ciudades españolas se ha convertido un calvario para los candidatos.  La oferta y la demanda de alquiler están completamente desequilibradas. El portal Idealista advertía de esta problemática, que en el Gobierno insisten en ignorar.


Según un informe del portal inmobiliario, la oferta de vivienda de alquiler en España ha caído un 33% en los últimos cinco años, por lo que estaríamos ante una de las razones de mayor peso para explicar la desorbitada subida de precios. 


El bajo número de pisos disponibles en el mercado del alquiler se ratifica por estudios realizados por otras entidades, como el del Barómetro del Alquiler, elaborado por el Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos.


Un ejemplo de nefasto resultado que han tenido tanto la políticas intervencionistas como la condescendencia con la okupación es la situación en ciudades como Barcelona. En los últimos cinco años han desaparecido 3 de cada 4 viviendas ofertadas en la Ciudad Condal.


Otras alternativas de alquiler como el llamativo caso del alquiler de temporada, que ha triplicado su volumen de negocio con un crecimiento del 232% en estos últimos cinco años. Los alquileres de temporada se definen como aquellos que se dirigen a un periodo de tiempo definido y concreto en detrimento de los arrendamientos permanentes, como consecuencia de las sucesivas políticas que están empujando este fenómeno", señala Idealista.


Para Francisco Iñareta, portavoz de idealista, "a pesar del espejismo que puede haber supuesto en ciertos mercados la vuelta al mercado de algunas viviendas tras el cambio de la duración de los contratos aprobado en marzo de 2019, la oferta disponible en el mercado sigue cayendo, muestra de que todas las medidas aprobadas en este lustro solo han conseguido reducir al mínimo la oferta de viviendas en alquiler permanente". 


Iñareta concluye que "esto ha ejercido una enorme presión sobre los precios, ha ampliado la competencia entre familias por hacerse con una vivienda y, en consecuencia, prácticamente ha expulsado del mercado a los más jóvenes y vulnerables. 


La situación exige la reversión de la mayoría de estas medidas y la búsqueda de un reequilibrio en las relaciones de propietarios e inquilinos que aflore mucho producto al mercado y permita que la situación se normalice".


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