Repsol y Nicolás Maduro mantienen una relación satisfactoria para ambos. Así, la compañía ha aumentado sus inversiones en el país un 42% en el último año, lo que suponen unos 140 millones extras. También ha disparado su producción de petróleo hasta un 14%, hasta los 65.000 barriles, lo que supone actualmente un 12% de toda su producción. Además, recibió dos campos petrolíferos venezolanos nuevos para explotar, La Ceiba y Tomoporo, valorados en unos 1.700 millones de dólares, según fuentes de la negociación.
A cambio, la compañía parece sostener parte de las paupérrimas finanzas del país, al desatascar la difícil situación que vive el gobierno. Especialmente, porque a mediados de abril, las autoridades estadounidenses, a través de la OFAC, suspendieron de nuevo la llamada Licencia General 44 (LG-44) obtenida medio año antes, por la que se había autorizado a reanudar las transacciones relacionadas con el sector venezolano de petróleo y gas, incluidas las operaciones con Petróleos de Venezuela (PDVSA), el principal socio de Repsol en el país.
Un intercambio de favores que se están produciendo, gracias a que Repsol recibió una licencia especial para seguir operando en la región junto a PDVSA. En este caso, la firma española recibió el pasado 21 de mayo, de la propia OFAC, una “licencia específica que permite a diferentes compañías del Grupo Repsol continuar sus operaciones en Venezuela en un marco de seguridad y estabilidad para el desarrollo de sus planes de negocio”.
Repsol vive su mejor momento en Venezuela
Repsol recupera parte de su producción en la región. De hecho, la entidad explica que durante el tercer trimestre se ha producido un “aumento del suministro de Venezuela”, lo que ha llevado a que la tasa de funcionamiento de las refinerías de la compañía haya alcanzado el 102% de su capacidad, lo que supone seis puntos más que en el segundo trimestre. Aunque la firma no ofrece más datos ni a los inversores ni a los analistas, si parece que el crecimiento de la producción en Venezuela va en la misma dirección que trimestres anteriores.
La extracción de crudo venezolano por parte de Repsol ha ido en aumento en los últimos años. Así, si en 2022, la compañía obtenía el petróleo equivalente a 57.000 barriles, en 2023, la cifra ya era de 60.000 barriles y a junio de 2024 se superaron los 65.000 barriles por día. Un volumen que probablemente haya sido mayor en el tercer trimestre, dado ese “aumento” al que hacía referencia Jozu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, cuando habló recientemente con inversores y analistas.
Y es que además ya parecen estar a pleno rendimiento los dos nuevos campos petrolíferos que le ha entregado el gobierno venezolano, a través de PDVSA, a Repsol: La Ceiba y Tomoporo. De hecho, la propia compañía explica escuetamente en su último informe trimestral esta circunstancia al señalar que “la adquisición de Tomoporo-La Ceiba (Venezuela)” ha servido a la firma para “compensar” la menor producción realizada en el trimestre por las “desinversiones en Canadá y las menor producción en Libia”.
En junio de 2024 se superaron los 65.000 barriles por día.
La historia de como Repsol ha terminado controlando los campos petrolíferos de Tomoporo y La Ceiba esconde elementos, como poco, llamativos. El primero es la fecha de concesión. En este caso, la compañía española explica que fue exactamente el 17 de abril, cuando se alcanzó “un acuerdo con PDVSA por el que Petroquiriquire [sociedad conjunta] ha recibido dos nuevos campos petrolíferos”. Casualmente un día antes de que la OFAC anunciase la suspensión de la LG-44, que hacía imposible que se hubiera llevado a cabo dicho acuerdo. Además, curiosamente también, el acuerdo obligaba a ambas partes a solucionar “las gestiones pertinentes para extender el plazo de la licencia de los campos de Petroquiriquire hasta 2046”.
Cualquiera diría que ambas partes tienen mucha suerte, tienen un gran poder de adivinación o disponen de cierta información privilegiada. Aunque en el caso de Repsol no se reduce únicamente a Venezuela, sino que también le pasa en España. Y es que, también casualmente, justo un día antes de que la compañía presentase los resultados del tercer trimestre, el PSOE y sus dos socios, el PNV y Junts, tumbaron el impuesto a las energéticas que grababa los llamados beneficios caídos del cielo. Una divina casualidad que ayudó a la compañía a presentar unos mejores resultados tanto en flujos de efectivo como en mejora de dividendos.
En definitiva, con el paso del tiempo parece cada vez más lejano ese momento en el que la población venezonala pensó que tal vez podría acabar con Maduro. Y es que el presidente no solo ha sabido aferrarse al cargo de cualquier manera, sino también encontrar algunos elementos que le sustenten.
Extracto de información publicada por: Pedro Ruiz. Influencers.
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