Las agencias de noticias y los medios de comunicación de medio mundo se hacen eco habitualmente –casi todos los días, de hecho– de las cifras de muertes en Gaza que distribuye desde el inicio de la guerra el Ministerio de Salud en la Franja. Y lo hacen como si fuese un dato neutral, sin ningún contraste y, por supuesto, sin contraponer esos números con otras fuentes.
Sin embargo, la realidad es que el tan citado Ministerio de Salud de Gaza es cualquier cosa menos una fuente independiente: es parte de la estructura del Gobierno controlado por los terroristas de Hamás, es decir, está al servicio –y todo el mundo lo sabe– de las campañas de desinformación de la organización terrorista. Aun así, insistimos, la mayor parte de los medios de comunicación del mundo engañan a sus lectores dando como un dato real números que son más que discutibles.
Ya se habían publicado estudios que desmontan con claridad la mentira de estos supuestos datos y nos hicimos eco de ellos en Libertad Digital, pero ahora un nuevo informe elaborado por The Henry Jackson Society (HJS) –un think tank americano– y el Centre for New Middle East (CNME), su centro de estudios sobre Oriente Medio, profundiza en la cuestión con más detalle y sus hallazgos son sorprendentes y deberían hacer sonrojarse a los periodistas de medio mundo.
Los trucos más burdos de Hamás
Hay varias cuestiones clave de las cifras de Hamás en las que se ha centrado la crítica internacional a Israel: el total de las cifras, el porcentaje de civiles y el número de mujeres y niños. Como cabía esperar, la organización terrorista las ha manipulado todas y, en ocasiones, de formas completamente burdas.
Una de ellas es, por ejemplo, incluir a hombres en el apartado de las mujeres. El informe ha detectado al menos un centenar de casos en los que el mismo nombre aparecía como mujer en los listados de fallecidos por la guerra y como hombre en el registro oficial de población palestina. Muchos de ellos tenía nombres, como Mohamed, inconfundiblemente masculinos.
Del mismo modo, también cifras importantes de adultos se incluyeron en los listados como niños. Un individuo de 22 años rejuveneció súbitamente hasta los cuatro al morir, otro de 31 se incluyó como niño.
Además, hay inconsistencias entre las distintas listas facilitadas por el Ministerio de Salud de Hamás en diferentes momentos, pero los cambios y errores siempre benefician el relato de los terroristas. Por ejemplo, comparando los 1.000 primeros nombres de la lista de octubre de 2023 con los 1.000 primeros de la de julio de 2024 hay personas que se pierden, ocho, y sobre todo, cien cuyas edades se han reducido en un año.
El milagroso rejuvenecimiento de los muertos
Esto dio a los autores del informe una pista y decidieron examinar todos los registros de personas que aparecían en la lista con 18 años. El resultado fue sorprendente, o no tanto: de los 117 que figuraban en la lista de octubre del 2023 con 18 años, 25 rejuvenecían milagrosamente a los 17 en la de agosto del 2024. Este proceso de súbita infantilización de los cadáveres se hacía todavía más masivo en la lista de febrero de 2024: 144 de los 265 que tenían 18 años en esa más pasaron a tener 17 en agosto, esto es: algo más del 54%. Y no se vayan que eso no es todo: de los 311 que tenían 18 años en la lista de abril, nada más y nada menos que 305 aparecían con 17 en la de agosto, un 98% de benjamin buttons, si nos permiten ustedes la broma.
La cosa no se quedaba en los de 18 años: en el escalón inmediatamente superior el rejuvenecimiento súbito también era mayoritario: 284 de los 406 que tenía 19 años en abril ya estaban en los 18 en agosto, un 74%.
Como bien dice el informe, incluso si tenemos en cuenta la más caritativa de las interpretaciones, esto evidencia que las listas están elaboradas y publicadas con una falta de rigor absoluta. No obstante, la extensión de los errores hace más razonable inclinarse por otra explicación: que se ha estado inflando artificialmente la cifra de niños fallecidos porque esto tenía un efecto muy fuerte en la propaganda contra Israel.
Quizá estas manipulaciones expliquen lo que ya se había detectado en otros estudios: los súbitos crecimientos de las víctimas civiles de la guerra que, algunos días, eran la práctica totalidad de los fallecidos en las acciones militares, algo que obviamente no es creíble.
De hecho, este informe vuelve a incidir en cómo estas cifras de mujeres y niños fallecidos crecían de formas inverosímiles en algunos días concretos, con casos rayando en lo cómico como lo ocurrido entre el 2 y el cinco de diciembre del año pasado, tres días en el que la cifra de víctimas totales de la guerra creció en 1.041 personas, siempre según los datos de Hamás, pero en los que murieron –o se incorporaron al listado, para ser más exactos– 628 mujeres y 725 niños, es decir, 1.353 civiles, más del total.
Sí, es evidente que se pueden acumular en unos días notificaciones de los anteriores, pero esos retrasos en los registros no afectarían sólo a uno o dos tipos de víctima y, sobre todo, que no hay forma de explicar la súbita resurrección de 300 hombres.
Las agencias de noticias y los medios de comunicación de medio mundo se hacen eco habitualmente –casi todos los días, de hecho– de las cifras de muertes en Gaza que distribuye desde el inicio de la guerra el Ministerio de Salud en la Franja. Y lo hacen como si fuese un dato neutral, sin ningún contraste y, por supuesto, sin contraponer esos números con otras fuentes.
Sin embargo, la realidad es que el tan citado Ministerio de Salud de Gaza es cualquier cosa menos una fuente independiente: es parte de la estructura del Gobierno controlado por los terroristas de Hamás, es decir, está al servicio –y todo el mundo lo sabe– de las campañas de desinformación de la organización terrorista. Aun así, insistimos, la mayor parte de los medios de comunicación del mundo engañan a sus lectores dando como un dato real números que son más que discutibles.
Ya se habían publicado estudios que desmontan con claridad la mentira de estos supuestos datos y nos hicimos eco de ellos en Libertad Digital, pero ahora un nuevo informe elaborado por The Henry Jackson Society (HJS) –un think tank americano– y el Centre for New Middle East (CNME), su centro de estudios sobre Oriente Medio, profundiza en la cuestión con más detalle y sus hallazgos son sorprendentes y deberían hacer sonrojarse a los periodistas de medio mundo.
Los trucos más burdos de Hamás
Hay varias cuestiones clave de las cifras de Hamás en las que se ha centrado la crítica internacional a Israel: el total de las cifras, el porcentaje de civiles y el número de mujeres y niños. Como cabía esperar, la organización terrorista las ha manipulado todas y, en ocasiones, de formas completamente burdas.
Una de ellas es, por ejemplo, incluir a hombres en el apartado de las mujeres. El informe ha detectado al menos un centenar de casos en los que el mismo nombre aparecía como mujer en los listados de fallecidos por la guerra y como hombre en el registro oficial de población palestina. Muchos de ellos tenía nombres, como Mohamed, inconfundiblemente masculinos.
Del mismo modo, también cifras importantes de adultos se incluyeron en los listados como niños. Un individuo de 22 años rejuveneció súbitamente hasta los cuatro al morir, otro de 31 se incluyó como niño.
Además, hay inconsistencias entre las distintas listas facilitadas por el Ministerio de Salud de Hamás en diferentes momentos, pero los cambios y errores siempre benefician el relato de los terroristas. Por ejemplo, comparando los 1.000 primeros nombres de la lista de octubre de 2023 con los 1.000 primeros de la de julio de 2024 hay personas que se pierden, ocho, y sobre todo, cien cuyas edades se han reducido en un año.
El milagroso rejuvenecimiento de los muertos
Esto dio a los autores del informe una pista y decidieron examinar todos los registros de personas que aparecían en la lista con 18 años. El resultado fue sorprendente, o no tanto: de los 117 que figuraban en la lista de octubre del 2023 con 18 años, 25 rejuvenecían milagrosamente a los 17 en la de agosto del 2024. Este proceso de súbita infantilización de los cadáveres se hacía todavía más masivo en la lista de febrero de 2024: 144 de los 265 que tenían 18 años en esa más pasaron a tener 17 en agosto, esto es: algo más del 54%. Y no se vayan que eso no es todo: de los 311 que tenían 18 años en la lista de abril, nada más y nada menos que 305 aparecían con 17 en la de agosto, un 98% de benjamin buttons, si nos permiten ustedes la broma.
La cosa no se quedaba en los de 18 años: en el escalón inmediatamente superior el rejuvenecimiento súbito también era mayoritario: 284 de los 406 que tenía 19 años en abril ya estaban en los 18 en agosto, un 74%.
Como bien dice el informe, incluso si tenemos en cuenta la más caritativa de las interpretaciones, esto evidencia que las listas están elaboradas y publicadas con una falta de rigor absoluta. No obstante, la extensión de los errores hace más razonable inclinarse por otra explicación: que se ha estado inflando artificialmente la cifra de niños fallecidos porque esto tenía un efecto muy fuerte en la propaganda contra Israel.
Quizá estas manipulaciones expliquen lo que ya se había detectado en otros estudios: los súbitos crecimientos de las víctimas civiles de la guerra que, algunos días, eran la práctica totalidad de los fallecidos en las acciones militares, algo que obviamente no es creíble.
De hecho, este informe vuelve a incidir en cómo estas cifras de mujeres y niños fallecidos crecían de formas inverosímiles en algunos días concretos, con casos rayando en lo cómico como lo ocurrido entre el 2 y el cinco de diciembre del año pasado, tres días en el que la cifra de víctimas totales de la guerra creció en 1.041 personas, siempre según los datos de Hamás, pero en los que murieron –o se incorporaron al listado, para ser más exactos– 628 mujeres y 725 niños, es decir, 1.353 civiles, más del total.
Sí, es evidente que se pueden acumular en unos días notificaciones de los anteriores, pero esos retrasos en los registros no afectarían sólo a uno o dos tipos de víctima y, sobre todo, que no hay forma de explicar la súbita resurrección de 300 hombres.
Las inconsistencias entre las diferentes fuentes
La listas del Ministerio de Salud controlado por Hamás se nutren de diferentes fuentes de información, que en muchos casos resultan difíciles de controlar y certificar. Además, hay miles de fallecidos cuyos nombres no se han identificado: mientras que en septiembre la propia lista oficial de muertos en Gaza incluía 34.344 nombres las cifras que se ofrecían a los medios de todo el mundo como "oficiales" ya hablaban en agosto de 41.431 muertes.
Respecto a la lista en sí, de esos 34.344 nombres el 80% –27.455– provienen del registro en hospitales, mientras que le 20% restante son fallecidos comunicados por las familias, se entiende que de personas cuyos cadáveres no han podido ser recuperados, al menos en el momento de la notificación.
Hamás presumía de que cualquiera de estos nombres debía ser aprobado por un Comité Judicial para ser incluido en la lista, pero lo cierto es que sólo 1.103 han sido aprobados por dicho comité, mientras que otros 5.480 han entrado sin cumplir con ese requisito que se suponía que era imprescindible. Además, hay un "House Comitee" del que los autores del informe reconocen que no han sido capaces de encontrar ninguna información y que ha incluido en el listado 316 nombres más.
Lo curioso de este sistema alimentado por varias fuentes es que los datos que proporcionan unas u otras tienen enormes diferencias estadísticas, al menos según el periodo que se examine. La cosa es compleja pero vamos a intentar explicarla: el sistema de notificación familiar se introdujo a principios de 2024 y, durante los primeros tres meses, los datos que ofrecía eran similares a los que se recogían a través de los hospitales: las familias notificaban que un 60% de los fallecidos eran hombres, un 17% mujeres y un 23% niños (menores de 18 años); mientras, el dato de los hospitales era que había un 58% de hombres, un 21% de mujeres y un 21% de niños.
Sin embargo, siempre según el informe de HJS y CNME a partir de abril se realizan "ajustes" en los datos de los hospitales y los datos dejan de ser similares: las notificaciones familiares hablan de un porcentaje de un 64% de hombres, un 14% de mujeres y un 22% de niños, pero las de los hospitales disparan las de niños hasta el 37% y las de mujeres hasta el 18%, mientras que las de hombres se hunden quedando en el 45%.
Una parte importante de este cambio se debe a los informes llegados del Hospital Al Aqsa, que en sólo la primera semana de abril pasó de 4.994 fallecidos registrados a 6.608, un crecimiento que además se debió en un porcentaje muy importante a los niños, que pasaron de 1.294 el 31 de marzo a 2.142 unos días después.
Y para que no queden dudas al respecto, mientras las cifras de los hospitales sufrían ese cambio radical las de las familias se mantenían notablemente estables en un 64% de hombres, un 14% de mujeres y un 22% de niños, es decir, que no hubo un cambio en las características de la guerra que explicase el cambio en los datos ofrecidos por los hospitales.
Inexplicables saltos estadísticos
El informe recoge y confirma los saltos estadísticos que ya habían señalado informes anteriores de los que ya nos hicimos eco en Libertad Digital y que, por sí mismos, descalificaban ya las cuentas de Hamás.
Por ejemplo, en los datos de Hamás del 19 de octubre el total de muertos pasó de 3.478 a 3.785, es decir, 307 más. Sin embargo, la cifra de niños fallecidos crece en ese mismo día en 671 –de 853 a 1.524–. No hubo ninguna explicación ni, por supuesto, ninguna rectificación, el dato se convirtió en el oficial y los siguientes días la subida fue a partir de esa cifra.
Justo una semana después volvía a repetirse una operación similar: el 26 de octubre el total de muertes por la ofensiva israelí pasaba de 6.547 a 7.028, es decir 481 más. Sin embargo el de mujeres y niños fallecidos daba otro salto de nada más y nada menos que de 626, pasando de 3.996 a 4.622. Y de nuevo ocurría algo similar el 29 de octubre: mientras que el total de muertos crecía en 302, el de niños y mujeres fallecidas lo hacía en 328.
Sólo en estos primeros meses se produjeron cambios similares en varias ocasiones más que quizá podrían tener alguna explicación lógica como algún tipo de retrasos en determinadas notificaciones por tal o cual razón, pero desde luego ni Hamás, ni su Ministerio de Salud ni ninguno de los medios o agencias que replican estas cifras sin ponerlas en duda la ha ofrecido.
¿A todos los muertos los mató el ejército israelí?
Siempre según el informe, hay evidencias de que se han incluido muertes por causas naturales en los listados de fallecidos por causa de la guerra de Hamás.
Hay varios casos, por ejemplo, de pacientes que estaban en las listas de enfermo de cáncer para tratamientos fuera de Gaza. Uno de ellos es Youssef Mohammad Mabroik Abu Khoussa, que el 17 de abril figuraba como enfermo con un carcinoma de pulmón superior derecho y metástasis hepática, pero aparece en la lista de víctimas de la guerra como fallecido tres semanas antes. El informe detecta, de hecho, varios casos como este.
También levanta serias sospechas el hecho de que durante toda la guerra no se han publicado datos sobre muertes naturales en Gaza. En años anteriores morían unas 5.000 personas por causas naturales en la Franja, ¿han sido usados para engrosar la lista de víctimas del conflicto?
Finalmente, tampoco hay registro alguno de los muertos que han provocado entre los palestinos los propios terroristas de Hamás, mientras que sí hay constancia de asesinatos en varias circunstancias: a los civiles que evacuaban la parte norte de la Franja a petición del ejército Israel o, en más de una ocasión, a los que intentaban conseguir parte de la ayuda humanitaria que los terroristas robaban y acaparaban.
Sin olvidar los cohetes lanzados por Hamás o por la Yihad Islámica que en lugar de acabar en Israel han caído sobre la propia Gaza. Se calcula que entre el 10% y el 20% de los proyectiles lanzados se han quedado a su lado de la frontera, así que si el total de los que se han lanzado desde el 7 de octubre supera los 9.000, no menos de 1.000 habrían caído en la Franja. El ejército de Israel estima esta cifra en 1.750 proyectiles.
Incluso aunque fuesen solo mil, e incluso aunque muchos de ellos hayan podido caer en zonas evacuadas, es obvio que un millar de cohetes en lugares que no tienen los exhaustivos sistemas de protección que sí se han instalado en Israel tienen que haber provocado un número significativo de víctimas.
A este respecto, cabe recordar que sólo uno de estos cohetes, el que cayó el 17 octubre de 2023 en el hospital Al Ahli, podría haber provocado decenas de víctimas. Eso sí, una vez quedó claro que el responsable del incidente no había sido Israel y que el recuento de fallecidos no era de cientos como se dijo al principio –y prácticamente toda la prensa occidental publicó ya no sin comprobar, que también, sino sin pararse a evaluar la veracidad del relato que se presentaba– a nadie le importaron mucho esos muertos, parece ser que decenas, que ya no servían para hacer propaganda antisemita.
Por último, conviene no acabar sin explicar una obviedad: nadie, y desde luego no los autores del informe ni el de este artículo, niega que la guerra en Gaza ha causado muchas víctimas y que este conflicto, que no olvidemos que lo provocó Hamás con su brutal masacre del 7 de octubre, ha sido una terrible tragedia.
El problema es que Hamás no sólo usa a toda la población de Gaza como escudos humanos para protegerse, ponerle más difícil las cosas al ejército de Israel y, sí, aumentar el número de víctimas civiles para usarlas en su propaganda, sino que además luego infla los datos para que sean más llamativos y ocultar que, realmente, los israelíes hacen lo que no se ha hecho en ninguna guerra anterior para evitar las bajas civiles.
Y, sobre todo, el problema es que la inmensa mayoría de la prensa occidental – y la política, valga la redundancia– compra esta propaganda sin un mínimo atisbo de duda, sin explicar a su público de dónde vienen estos números y, en suma, sabiendo que son mentira, pero es que es una mentira que a unos y a otros les encanta.
Información: Carmelo Jordá (Libertad Digital)
La listas del Ministerio de Salud controlado por Hamás se nutren de diferentes fuentes de información, que en muchos casos resultan difíciles de controlar y certificar. Además, hay miles de fallecidos cuyos nombres no se han identificado: mientras que en septiembre la propia lista oficial de muertos en Gaza incluía 34.344 nombres las cifras que se ofrecían a los medios de todo el mundo como "oficiales" ya hablaban en agosto de 41.431 muertes.
Respecto a la lista en sí, de esos 34.344 nombres el 80% –27.455– provienen del registro en hospitales, mientras que le 20% restante son fallecidos comunicados por las familias, se entiende que de personas cuyos cadáveres no han podido ser recuperados, al menos en el momento de la notificación.
Hamás presumía de que cualquiera de estos nombres debía ser aprobado por un Comité Judicial para ser incluido en la lista, pero lo cierto es que sólo 1.103 han sido aprobados por dicho comité, mientras que otros 5.480 han entrado sin cumplir con ese requisito que se suponía que era imprescindible. Además, hay un "House Comitee" del que los autores del informe reconocen que no han sido capaces de encontrar ninguna información y que ha incluido en el listado 316 nombres más.
Lo curioso de este sistema alimentado por varias fuentes es que los datos que proporcionan unas u otras tienen enormes diferencias estadísticas, al menos según el periodo que se examine. La cosa es compleja pero vamos a intentar explicarla: el sistema de notificación familiar se introdujo a principios de 2024 y, durante los primeros tres meses, los datos que ofrecía eran similares a los que se recogían a través de los hospitales: las familias notificaban que un 60% de los fallecidos eran hombres, un 17% mujeres y un 23% niños (menores de 18 años); mientras, el dato de los hospitales era que había un 58% de hombres, un 21% de mujeres y un 21% de niños.
Sin embargo, siempre según el informe de HJS y CNME a partir de abril se realizan "ajustes" en los datos de los hospitales y los datos dejan de ser similares: las notificaciones familiares hablan de un porcentaje de un 64% de hombres, un 14% de mujeres y un 22% de niños, pero las de los hospitales disparan las de niños hasta el 37% y las de mujeres hasta el 18%, mientras que las de hombres se hunden quedando en el 45%.
Una parte importante de este cambio se debe a los informes llegados del Hospital Al Aqsa, que en sólo la primera semana de abril pasó de 4.994 fallecidos registrados a 6.608, un crecimiento que además se debió en un porcentaje muy importante a los niños, que pasaron de 1.294 el 31 de marzo a 2.142 unos días después.
Y para que no queden dudas al respecto, mientras las cifras de los hospitales sufrían ese cambio radical las de las familias se mantenían notablemente estables en un 64% de hombres, un 14% de mujeres y un 22% de niños, es decir, que no hubo un cambio en las características de la guerra que explicase el cambio en los datos ofrecidos por los hospitales.
Inexplicables saltos estadísticos
El informe recoge y confirma los saltos estadísticos que ya habían señalado informes anteriores de los que ya nos hicimos eco en Libertad Digital y que, por sí mismos, descalificaban ya las cuentas de Hamás.
Por ejemplo, en los datos de Hamás del 19 de octubre el total de muertos pasó de 3.478 a 3.785, es decir, 307 más. Sin embargo, la cifra de niños fallecidos crece en ese mismo día en 671 –de 853 a 1.524–. No hubo ninguna explicación ni, por supuesto, ninguna rectificación, el dato se convirtió en el oficial y los siguientes días la subida fue a partir de esa cifra.
Justo una semana después volvía a repetirse una operación similar: el 26 de octubre el total de muertes por la ofensiva israelí pasaba de 6.547 a 7.028, es decir 481 más. Sin embargo el de mujeres y niños fallecidos daba otro salto de nada más y nada menos que de 626, pasando de 3.996 a 4.622. Y de nuevo ocurría algo similar el 29 de octubre: mientras que el total de muertos crecía en 302, el de niños y mujeres fallecidas lo hacía en 328.
Sólo en estos primeros meses se produjeron cambios similares en varias ocasiones más que quizá podrían tener alguna explicación lógica como algún tipo de retrasos en determinadas notificaciones por tal o cual razón, pero desde luego ni Hamás, ni su Ministerio de Salud ni ninguno de los medios o agencias que replican estas cifras sin ponerlas en duda la ha ofrecido.
¿A todos los muertos los mató el ejército israelí?
Siempre según el informe, hay evidencias de que se han incluido muertes por causas naturales en los listados de fallecidos por causa de la guerra de Hamás.
Hay varios casos, por ejemplo, de pacientes que estaban en las listas de enfermo de cáncer para tratamientos fuera de Gaza. Uno de ellos es Youssef Mohammad Mabroik Abu Khoussa, que el 17 de abril figuraba como enfermo con un carcinoma de pulmón superior derecho y metástasis hepática, pero aparece en la lista de víctimas de la guerra como fallecido tres semanas antes. El informe detecta, de hecho, varios casos como este.
También levanta serias sospechas el hecho de que durante toda la guerra no se han publicado datos sobre muertes naturales en Gaza. En años anteriores morían unas 5.000 personas por causas naturales en la Franja, ¿han sido usados para engrosar la lista de víctimas del conflicto?
Finalmente, tampoco hay registro alguno de los muertos que han provocado entre los palestinos los propios terroristas de Hamás, mientras que sí hay constancia de asesinatos en varias circunstancias: a los civiles que evacuaban la parte norte de la Franja a petición del ejército Israel o, en más de una ocasión, a los que intentaban conseguir parte de la ayuda humanitaria que los terroristas robaban y acaparaban.
Sin olvidar los cohetes lanzados por Hamás o por la Yihad Islámica que en lugar de acabar en Israel han caído sobre la propia Gaza. Se calcula que entre el 10% y el 20% de los proyectiles lanzados se han quedado a su lado de la frontera, así que si el total de los que se han lanzado desde el 7 de octubre supera los 9.000, no menos de 1.000 habrían caído en la Franja. El ejército de Israel estima esta cifra en 1.750 proyectiles.
Incluso aunque fuesen solo mil, e incluso aunque muchos de ellos hayan podido caer en zonas evacuadas, es obvio que un millar de cohetes en lugares que no tienen los exhaustivos sistemas de protección que sí se han instalado en Israel tienen que haber provocado un número significativo de víctimas.
A este respecto, cabe recordar que sólo uno de estos cohetes, el que cayó el 17 octubre de 2023 en el hospital Al Ahli, podría haber provocado decenas de víctimas. Eso sí, una vez quedó claro que el responsable del incidente no había sido Israel y que el recuento de fallecidos no era de cientos como se dijo al principio –y prácticamente toda la prensa occidental publicó ya no sin comprobar, que también, sino sin pararse a evaluar la veracidad del relato que se presentaba– a nadie le importaron mucho esos muertos, parece ser que decenas, que ya no servían para hacer propaganda antisemita.
Sí, por supuesto que ha habido muchas víctimas en Gaza
Por último, conviene no acabar sin explicar una obviedad: nadie, y desde luego no los autores del informe ni el de este artículo, niega que la guerra en Gaza ha causado muchas víctimas y que este conflicto, que no olvidemos que lo provocó Hamás con su brutal masacre del 7 de octubre, ha sido una terrible tragedia.
El problema es que Hamás no sólo usa a toda la población de Gaza como escudos humanos para protegerse, ponerle más difícil las cosas al ejército de Israel y, sí, aumentar el número de víctimas civiles para usarlas en su propaganda, sino que además luego infla los datos para que sean más llamativos y ocultar que, realmente, los israelíes hacen lo que no se ha hecho en ninguna guerra anterior para evitar las bajas civiles.
Y, sobre todo, el problema es que la inmensa mayoría de la prensa occidental – y la política, valga la redundancia– compra esta propaganda sin un mínimo atisbo de duda, sin explicar a su público de dónde vienen estos números y, en suma, sabiendo que son mentira, pero es que es una mentira que a unos y a otros les encanta.
Información: Carmelo Jordá (Libertad Digital)
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