El pasado lunes, 16 de diciembre, los clientes de Unicaja Banco vivieron un pequeño viacrucis. La web de la entidad, remodelada recientemente, estaba caída y la aplicación no funcionaba. Un suceso alarmante en el mundo que vivimos, que, sin embargo, no hizo cundir el pánico entre los usuarios. “Es que esta gente los lunes, no sabemos por qué… pero siempre se les cae el tinglado”, reflexionaba de forma irónica un usuario acerca de la frecuencia con la que ocurren estos sucesos. De hecho, en los últimos tres meses ha sucedido lo mismo por lo menos unas cinco veces (caídas durante horas), mientras que las denuncias por desconexiones pequeñas y puntuales son mucho más abultadas.
Unicaja y la tecnología parecen un matrimonio mal avenido. Y es que a las continuas caídas de la web y la aplicación le ha seguido la salida de su director general de Tecnología y Operaciones, José María de la Vega. En principio, la salida de de la Vega parece ajena a la situación, de hecho, se ha producido en forma de prejubilación y a consecuencia del ERE ejecutado por el banco en 2020. No obstante, el adiós del directivo también tiene lagunas, al fin y al cabo, no solo había asumido el puesto hace tan solo dos meses, sino que la cartera se había creado bajo su figura.
También lo ocurrido el pasado lunes, que se alargó de 9:00 a 18:00 horas, tuvo una explicación ajena a la entidad, según la propia Unicaja se debía a “una incidencia técnica que ha afectado a la infraestructura de Telefónica”. En concreto, se explicó que el corte se debía a que habían dejado de funcionar dos cables de fibra óptica en Alhaurín de la Torre (Málaga). Aun así, de nuevo, dejó preguntas en el aire.
¿Cómo es posible que algo tan ‘sencillo’ pudiera afectar a toda España? Y la segunda y más importante ¿por qué la excesiva fragilidad del sistema tecnológico y digital de Unicaja?
A día de hoy, no hay respuesta única que ofrezca la propia entidad. No obstante, una de las explicaciones podría ser su bajo nivel de inversión en tecnología. De hecho, Unicaja es la entidad que menos invierte en su proyecto digital entre los bancos cotizados españoles. En este caso, con cerca de 70 millones en 2023 (y 35 millones en el primer semestre de 2024) en gastos informáticos está muy lejos de los 114 millones de Bankinter, de los 416 millones de Banco Sabadell o apenas es una pequeña parte de las gigantescas inversiones de BBVA o Banco Santander que el año pasado destinaron en torno a 1.000 millones.
Incluso, no hace falta rebuscar entre las grandes entidades del país que le superan notablemente. De hecho, Abanca que está a la par en volumen de activos y negocios respecto de Unicaja dedica un mayor presupuesto a sus gastos en tecnología: en concreto, el año pasado invirtió algo más de 84 millones, lo que supone un 20% más. Así, la caja malagueña tan solo supera a Ibercaja, que invierte unos 30 millones de euros, aunque también se debe a que tiene casi el doble de activos que el banco aragonés.
La inversión en tecnología estancada desde 2022
Más allá de la comparación con el resto de bancos, los problemas tecnológicos de Unicaja también parecen tener que ver tanto con la raquítica evolución de los gastos en tecnología como con la descompensación de la ratio entre inversión y los usuarios que utilizan sus canales digitales. En cuanto a la primera, la inversión en tecnología en 2023 y 2024 ha sido casi un 10% menor que la ejecutada en 2022, si se toman los datos semestrales (los últimos que ofrece el banco).
Por su parte, Unicaja también presenta una descompensación obvia del ratio entre inversión y los clientes digitales. Y es que si bien es cierto que la entidad ha incrementado el gasto anual en tecnología cerca de un 45% entre el 2018 y el 2023, todavía lo ha hecho más el número de usuarios digitales del banco: en concreto, un 109%. Eso implica que los gastos tecnológicos por cada cliente digital hayan caído un 30%. Una circunstancia que podría parecer positiva, ya que es uno de los puntos fuertes del negocio digital, podría estar provocando las continuas caídas de los canales digitales del banco.
En definitiva, la digitalización de la banca se ha convertido en un imperativo en el sector, tanto por los cambios de usabilidad de los nuevos clientes como porque promete una mayor rentabilidad al limitar los costes. También como forma de supervivencia frente a los neobancos. No obstante, el caso de Unicaja hasta ahora parece también revelar los problemas que puede haber si no se hacen las cosas bien o si se intenta recortar el coste más de lo deseado. Al fin y al cabo, ya no es la rentabilidad lo que está en juego, sino la propia supervivencia del banco.
Información: Pedro Ruiz (Influencers)
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